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Treinta años de mi vida : el despertar de alma , en plena bohemia , la miseria de Madrid / Enrique Gómez Carrillo

By: Material type: TextTextPublication details: Guatemala: José de Pineda Ibarra; 1974Description: 467 p.; 21 cmSubject(s): DDC classification:
  • 863G G569
Summary: Tomado de la dedicatoria: Al Doctor don Fernando Alvarez: En sus manos cariñosas pongo, ilustre amigo, las primeras páginas del libro de mi vida. Muchos censurarán, de seguro, el orgullo que supone la confesión pública a una edad en que el penitente se halla aún joven y con más deseos de seguir gozando y sufriendo que de prepararse para bien morir. El mundo, en efecto, no perdona el pecado de la prolija egolatría sino en gracia a la ancianidad del pecador. Pero si mi culpa es grande, que sobre usted caiga... Porque fue usted quien, con voz de sirena, me dijo, después de publicar las memorias de Rubén Darío: - "Ahora le toca a usted su turno..." Y como había en su tentadora invitación algo que halagaba íntimos anhelos míos, inclinéme ante su mandato y pocos años después entregué a la imprenta esta primera "gerbe" de rosas pueriles, que si tienen muchas espinas, también tienen algún perfume y algún color.
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Libros Libros la-teca Colección general No ficción 863G G569 (Browse shelf(Opens below)) Available 2202938

Tomado de la dedicatoria: Al Doctor don Fernando Alvarez: En sus manos cariñosas pongo, ilustre amigo, las primeras páginas del libro de mi vida. Muchos censurarán, de seguro, el orgullo que supone la confesión pública a una edad en que el penitente se halla aún joven y con más deseos de seguir gozando y sufriendo que de prepararse para bien morir. El mundo, en efecto, no perdona el pecado de la prolija egolatría sino en gracia a la ancianidad del pecador. Pero si mi culpa es grande, que sobre usted caiga... Porque fue usted quien, con voz de sirena, me dijo, después de publicar las memorias de Rubén Darío: - "Ahora le toca a usted su turno..." Y como había en su tentadora invitación algo que halagaba íntimos anhelos míos, inclinéme ante su mandato y pocos años después entregué a la imprenta esta primera "gerbe" de rosas pueriles, que si tienen muchas espinas, también tienen algún perfume y algún color.

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