Atemorizar la tierra : Pedro de Alvarado y la conquista de Guatemala, 1520-1541 W. George Lovell, Christopher H. Lutz y Wendy Kramer

Comment by Elvis Aguilar

Atemorizar la tierra. Pedro de Alvarado y la conquista de Guatemala 1520-1541

El libro no es una nueva o fresca narración de la conquista de Guatemala, sino una revisión y reinterpretación particular de sus autores, de la documentación ya existente, por lo que la obra está dirigida a especialistas o a personas familiarizadas con la historiografía guatemalteca, el orden institucional español de los siglos XV-XVI, la presencia, función y objetivos de los cronistas de indias, la producción de las crónicas indígenas mayores y menores, así como con los debates actuales sobre la interpretación “oficial” y la interpretación “crítica” del hecho histórico.

En tal sentido, los autores se ubican dentro de esta última posición interpretativa, enmarcada en la visión de grupos contestatarios al poder, que favorecen “visibilizar” a los grupos subalternos, en el presente caso, a “la agencia nativa (p15)”, infiriéndose la inducción a los lectores a pensar desde la opresión, un pensar político que busca la “liberación” y en consecuencia, la acción política de “liberar al pueblo”; donde el papel del intelectual es conceptualizar y explicar racionalmente el pasado, y como indicara Foucault sobre la dinámica del discurso y del poder en la representación de la realidad social: construir un determinado orden de discurso que produzca unos modos permisibles de ser y pensar, al tiempo que descalifica e incluso imposibilita otros. De ahí la referencia a la perspicacia del lector avezado en ubicar la obra y su convergencia con tales debates.

En armonía con lo anterior, se aprecian afirmaciones como que Pedro de Alvarado es el “fértil progenitor” de “la explotación despiadada, la intimidación por terror y el rechazo descarado a la ley, sellos distintivos de Guatemala hasta el día de hoy” (p17), Asimismo, al retomar los cuestionamientos que algunos autores hicieron sobre la existencia de Tecún Umán, remarcando en la tarea del Ejército de construir la figura de un héroe nacional y contraponiéndola con racionalizar el papel de Cahí Imox y denominar el accionar cakchiquel como una resistencia; o valorar el papel de la mentalidad mesoamericana de las alianzas, sin las cuales la conquista no sería lo que fue, entre otros temas.

Lamentable podrá ser para algunos, el hecho de no encontrar en el trabajo un marco interpretativo de la historia desde la óptica de hechos que se sucedieron de acuerdo a procesos naturales de configuración del poder, análogos en todas las formaciones políticas alrededor del orbe; así como en contextualizar también, el pensamiento y actuar ibérico, construido hasta entonces en medio de un legado de lucha contra el mundo árabe; la herencia del mundo de caballería que con la espada se agenciaban un nombre, honra y riqueza; la presión de conquista del turco en el Oriente europeo; la competencia y expansión económica por la hegemonía comercial, etc., o bien ideas, propuestas, argumentos a favor del diálogo actual, la integración, en lugar de la polarización de los grupos sociales. Pero tal ausencia es comprensible si se entiende a la sociedad como una realidad con componentes e intereses divergentes, en donde el actual proyecto político indígena ya cuenta con una agenda propia antisistema, nutriéndose del aporte intelectual por diversos medios. No obstante, dentro de los aportes académicos del trabajo están la recuperación y referencia de algunas fuentes poco conocidas sobre el período histórico trabajado; la línea temporal que se deriva de la recuperación de tales fuentes; la evidencia de algunas contradicciones derivadas de la traducción de los textos históricos al inglés o al español moderno referentes a fechas, ubicaciones geográficas, significados de términos, etc.

En síntesis, una obra que sin duda será objeto de relectura, comentarios y debates en los dos próximos años cuando se cumpla el Quinto Aniversario de la Conquista de Guatemala, que, como lo indican los autores, se inició a finales de 1523 cuando Alvarado parte de Tenochtitlán con un contingente de miles de hombres [y mujeres], tomando la transitada ruta comercial prehispánica de la costa del Golfo de Tehuantepec, y sus primeros contactos contra el Señorío Kiché a principios de 1524 en Zapotitlán.